“Es hora de que Argentina inicie una etapa de grandeza”
(Cristina Fernández de Krischner)
Y nada mejor que comenzar robando a lo grande. Y no estaría yo aquí escribiendo esto si no fuera porque he sido expoliado por la buscarroldanes que aparece en el centro de la fotografía de arriba. Esa mesías de blanco –modelo “morros polipropileno”– rodeada por sus doce apóstoles rascachichis y mamporreros despelotados haraganeando en el espectáculo fascinante que trajina la interfecta: demagogia barata, alfalfa para borricos y argumentos cansinos en la línea del panfleto Galeano “Las venas abiertas de América Latina”. Una mujer –la K de Krischner, digo– cuyo papel estaría mucho mejor representado en el entorno de lumis, bujarras y atizacandiles escotadas y faldicortas que, a modo de atractivo turístico, ofrece la capital federal.
A pesar de lo dicho y del dolor que me produce el robo de lo que es mío, me alivia pensar que parte de mis volatilizados ahorros aportados a YPF se emplearán en apoyar el inicio de una etapa de grandeza en un país donde mueren de hambre ocho niños por día1, donde más de dos millones de personas no tienen garantizado el acceso a una alimentación básica2 y en el que por encima de 45.000 familias viven en casas de piso de tierra, sin agua potable, con mayores de 16 años analfabetos3.
O tal vez sirvan mis ahorros para paliar historias de hambre y desolación. O el drama de los cartoneros: hasta el amanecer, mujeres, ancianos, cirujas y muchos, muchísimos niños, se lanzan a recuperar el cartón y, si se puede, el plástico que es más valioso. Son familias enteras, personas que tenían un oficio, mozos, empleadas domésticas y vendedores abocados al desafío moral –falso positivo– de revolver en la basura. Precioso material que les ayudará a llegar a fin de mes con unos pesos en el bolsillo4.
El país se desangra. ¡Qué importa! Cristina y su hija se alojan, cual furcias de luxe, en el hotel George V, en París, cuyo coste medio es superior a los 6.000 dólares por noche, y se compran 20 pares de zapatos “Christian Louboutin” por un total de 100.000 dólares. La madre tiene debilidad por los bolsos “Louis Vuitton” y las carteras de “Hermes”, delatando así su pelaje de rabiza zafia y hortera5.
Todo con la plata pública gestionada por otro chorro de meninges eunucoides apodado Kicillof, –carroña pa’ los chimangos–, responsable del despropósito económico del país, quien ya ha advertido que no piensa pagar nada6 por YPF. Es decir, tal vez no más de un euro, –ponga el oído, paisano– como en el caso del expolio a la empresa española Aerolíneas Argentinas.
¡Ah! Me olvidaba mencionar a Carolina Pulqui, la hija no reconocida de Cristina, producto de un corto pero pasional amorío con un maduro militante peronista mendocino7, y la valija con 800.000 dólares aparecida en el Aeroparque de Buenos Aires8.
Pero son otras historias para ser contadas en otra ocasión.
1 Centro de Lucha contra el Hambre, Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
2 La Nación.
3 Cooperadora para la Nutrición Infantil, Tucumán.
4 Univision.com.
5 Hispanically Speaking News.
6 La Nación
7 Tribuna.
8 El Nuevo Herald, Miami.
chorro nm En Argentina 1 Ladrón, asaltante o alguien que de alguna manera roba (quizás en grandes cantidades) 2 También se usa como verbo: chorrear.
Ejemplos : "El dueño de ese negocio es un chorro.
Apareció un chorro de la nada y se le llevo el coche."
Fuente: Diccionario Latinoamericano.
IMÁGENES: Arriba, “La cena está servida”, del Dr. Lecter. Centro, hambruna y cartones. Abajo, suite en el George V.