10 dic 2011

La danza de las cañas

La tradición lleva gafas de sol y un viejo Nokia prendido en un cinturón de piel de cabra. Y tiene un descaro que asusta. Lumasha, 15 años, se ha arreglado el pelo al milímetro y viste de azul, blanco y amarillo. Lo de “viste” es un decir. Una banda oscura cruza entre sus pechos y deja al descubierto casi todo su torso. En la mano derecha sostiene un cuchillo que avisa de su condición de virgen. Pero de inocente no tiene un pelo. "¿España? ¡Fernando Torres es muuuy dulce!", grita entre las risas de sus amigas. "A mí me gustan los españoles”, suelta con descaro. Todas se ríen con ganas.

virgenes_suazilandia_reuters--644x362La imagen de cientos de jóvenes vírgenes bailando la umhlanga o “danza de las cañas” bajo la atenta mirada de su rey quien, de entre todas, elegirá su decimocuarta mujer, podría tener su punto de exotismo tribal si no fuera porque detrás se esconde una aterradora realidad.

Mientras Mswati III de Suazilandia elige nueva esposa, su país se consume. Cerca del 40% de la población adulta padece SIDA, la esperanza de vida no supera los 40 años, los huérfanos son legión, dos tercios de la población del país –unos 1,37 millones de habitantes– sobreviven con menos de 0,60 euros al día, no posee ninguna economía viable y los inversores extranjeros se retiraron hace tiempo.

Detrás de este desolador panorama hay un solo responsable. Sin gestión ni visión, el último monarca absoluto del continente africano usa y abusa de sus reales derechos. Los partidos políticos están prohibidos –¿para qué servirían si nunca ha habido elecciones?–, la prensa pública solo difunde información controlada y validada por las autoridades. El Times of Swaziland, único periódico privado de país, se enfrenta a grandes dificultades para acceder a la información oficial. La autocensura está generalizada y la crítica –inimaginable– es delito.

6215122953_e354a71c3eLa danza de las cañas es un rito de iniciación por el que debe pasar toda joven en este país. El sexto día de la tradición culmina con el baile frente al rey. Primero se presentan ante la reina madre o Indovuzaki (literalmente Gran Elefanta) y luego bailarán ante el monarca, desnudas de la cintura para arriba. Este año danzaron cerca de 60.000 muchachas –vírgenes solteras de 4 a 25 años– ataviadas con collares, faldas cortas y largas borlas que denotan su disponibilidad para casarse. El rey puede elegir una doncella para hacerla su prometida.

La mayor parte de las chicas parece disfrutar del acontecimiento. Tras la danza, la fiesta continúa. Entre los lugares especialmente apreciados está un río cercano donde las niñas se bañan desnudas durante la madrugada, y una fuente termal famosa por sus orgías sexuales, la bien llamada “fuente de los abrazos”. Sin embargo, los preservativos están prohibidos, algunas chicas son violadas por sus acompañantes y otras permiten que los hombres usen sus cuerpos a cambio de alimentos.

Suazilandia depende en gran medida de la ayuda internacional, lo cual no impide que el monarca envíe de compras, al menos una vez al año, a varias de sus esposas y decenas de servidores a Francia e Italia o Dubai y Taiwan utilizando dinero de las arcas del estado o que gaste en su avión privado el doble del presupuesto destinado a la sanidad, mientras atiende a una tradición que acabará por enterrar a su pueblo.

Refractario a la polémica, en mayo compró varios Mercedes blindados y el pasado año celebró por todo lo alto su 40 cumpleaños y el 40 aniversario de la independencia del país. En medio de una miseria generalizada, el rey dispone de una fortuna personal cercana a los 200 millones de euros y, además, recibe unos 15 millones de euros anuales para el mantenimiento de su numerosa familia.

Según el diario Mail & Guardian, su decimosegunda esposa ha pedido ayuda a Sudáfrica para poder salir del palacio, donde se encuentra retenida desde hace un año. Fue confinada después de que se hiciera público el –supuesto– romance que mantenía con un ex ministro de Justicia de Suazilandia, aventura rápidamente desmentida por la interesada, la princesa Nothando Dube, que cuenta con pasaporte sudafricano gracias a su padre.

Ser mujer es una tarea terriblemente difícil porque consiste, principalmente, en tratar con hombres. Por más que alguno de ellos sea rey.

 


IMÁGENES: Arriba, una multitud de jóvenes preparadas para iniciar la “umhlanga”. Centro, con el cuchillo –de plástico- en la mano derecha en su condición de virgen. Abajo, el rey Mswati III de Swaziland. Obsérvese el cinturón, situado por debajo del ombligo.

FUENTES: Para la elaboración de esta entrada se han consultado las fuentes que siguen: Mail & Guardian (Sudáfrica), The Time (Reino Unido), Times of Swaziland (Suazilandia), ABC, El Mundo, La Vanguardia y 20 minutos (España), Reporteros sin Fronteras, Suazi.com, Wikipedia, CIA Report y el Country Strategic Paper de la Comisión Europea.

8 comentarios:

Ángel H. dijo...

Una historia muy adecuada para que las tontas del culo feministas del gobierno español (por poco tiempo, a Dios gracias), Aídos, Pajines y otras varias de la fauna del chupe, le metan mano a este asunto tan degradante para la mujer. Abro ahora mismo una colecta para pagarles al viaje a Suazilandia. Y que no vuelvan, claro.

Ramon Rovira dijo...

Si algo he aprendido en mis largos años dando tumbos por estos mundos de Dios es a no criticar a los nativos porque en todas partes cuecen habas y en la mia a carretadas.
Tambien he aprendido que la "ayuda" extranjera sirve de bien poco, pues sus efectos solo sobreviven escasos dias a la presencia de los cooperantes y su dinero.
Hay que dar tiempo al tiempo y esperar a que los pueblos maduren por si solos.
En resumen, que si el reyezuelo de Swaziland tiene mil esposas y otros tantos Mercedes mientras su pueblo se muere de hambre pero no hace nada para cambiar la situacion, pues por algo sera, y si a ellos les parece bien, a mi tambien.

Oscar dijo...

Es muy fea realidad, Felix, pero debo decirte que en Occidente hay muchas, pero muchisimas mujeres que no hicieron "el baile de la caña" y etc, etc, pero tambien se buscaban y se casaban con un "Macho Proveedor" o "Lobo Alfa", con dinero, auto,su casa propia,profesional o empresario, y demas menesteres, y ellas se confesaban con sus amigas o consigo mismas, que si ese "Macho Proveedor" no era de buena posicion economica, ni se le acercaban a ellos...
Tanto en Africa como en el civilizado Occidente, no te creas que en ese punto hay tanta diferencia!!
un abrazo argento y Aguante Cristina!!!

FG dijo...

El mundo solo puede evolucionar y prosperar cuestionando la realidad, queridos amigos.

Antonio dijo...

En topo caso, no me importaría tener 60.000 vírgenes donde elegir, el muy mamón.

Pere Rius dijo...

Ramón: son tópicos demasiado manidos. La cooperación no es un milagro, pero deja gente sabiendo más de lo que sabía antes de que llegaran los cooperantes, haciendo las cosas mejor. Si luego esos efectos positivos se evaporan... no es culpa de la cooperación ni de Colón. Aunque a ellos les parezca bien, a mí, francamente, me parece fatal.

FG dijo...

Como mi buen amigo Ramón, también yo soy crítico con la cooperación o ayuda internacional en algunas ocasiones. Para los que deseen saber más y formarse una opinión sobre el tema recomiendo la lectura de: "Dead Aid" de Dambisa Moyo (Why aid is not working and how there is a better way for Africa); "The bottom billion" de Paul Collier (Why the poorest countries are failing and what can be done about), y "The end of poverty" de Jeffrey D. Sachs (Economic possibilities for our time).

FG dijo...

Claro, Oscar. Los hombres nunca hemos tenido la menor oportunidad de elegir. Son ellas las que nos llevan "al huerto" o a la cama cómo y cuando quieren. Nosotros solo presumimos como en el juego de la oca: nos comemos una y contamos veinte.